El pasado mes de julio, la Reserva Federal de los Estados Unidos, responsable del dólar americano, imprimió 13 trillones de dólares. Una cantidad de dinero astronómica depreciando el USD un 20% de la noche a la mañana con el objetivo de salvar la economía de una pandemia que parece interminable. El coronavirus se costará la vida de más de un millón de personas en todo el mundo. Pero 135 millones de personas morirán de pobreza debido a las políticas monetarias de los gobiernos para solventar la crisis sanitaria.
Muchas personas se preocupan por la cantidad de impuestos que pagan por las rentas percibidas, los negocios o los impuestos al consumo. Pero el verdadero impuesto que debía preocuparnos se llama inflación y es lo que sucede tras una impresión de dinero por parte de los bancos centrales. Básicamente lo que sucede es que la economía se inunda de “nuevos billetes” ocasionando automáticamente una perdida de valor de los billetes que circulaban antes de que los nuevos entraran en circulación. En otras palabras, el poder adquisitivo de los ciudadanos se ve reducido.